Todas las personas, sin falta, todas
ellas en un momento no están. Unas veces se van ellas otras veces
nos vamos nosotros, pero sin falta todas en algún momento se
separan.
Hace algunos años, una
joven de 13 años recién cumplidos fue al doctor para preguntarle
(léase bien) “¿Cómo hago para quedar en embarazo?”, el médico
por supuesto considero que se trataba de un error y entro a explicar
cómo NO quedar en embarazo. La joven insistió “no es eso lo que
quiero saber, quiero saber es como hago para quedar en embarazo”.
Tras un poco de conversación médico-paciente, la joven explico que
tras el abandono de su madre y la ausencia casi permanente de su
padre, la lejanía departamental de sus parientes más “cercanos”,
estaba convencida de que si se embarazaba ya no estaría sola y que
todo el amor que tenía para dar tendría a quien darlo, y además
tendría un ser que la amaría en retorno.
La joven efectivamente se
embarazo y ciertamente mucho de su soledad menguó; sin embargo, ese
bebe creció y eventualmente fue a la escuela, al colegio, en unos
años sentirá soledad, una que solo llenará con una pareja.
Indefectiblemente somos individuales y vivimos la separación.
¿Cómo podría alguien
no vivir la soledad?, ¿cómo resolverla de una manera definitiva?,
¿cómo combatir el stress, la ansiedad o la depresión si tarde o
temprano ese mejor amigo o amiga no estará en el momento más
requerido, mamá y papá morirán. Sin falta estaremos solos no
algunas veces, sino muchas.
Solo hay un ser que puede
estar siempre, para todos y cada uno, no de los que lo buscan, sino
de los que deciden aceptar su amistad. Jesús, alguna vez
omnipresente se confino a sí mismo a un solo sitio al encarnarse,
comprendió y vivió la soledad y el deseo de sentir el apoyo de sus
amigos y tras ir de nuevo a la presencia de Dios padre dice “estaré
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Quizá a veces no lo
sientas o no lo escuches (si lo oyeras quizá pensarías que estas
demente) pero no significa que no esté contigo. Cree, háblale, no
estás solo(a).
Basado en:
Mateo 27:46 Y
cerca de la hora de nona Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Eli,
Eli, ¿lamma sabachthani? esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has desamparado?
Mateo 26:39 Yendo
un poco más adelante, cayó sobre su rostro, orando y diciendo:
Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no como Yo
quiero, sino como Tú.
Mateo 26:40 luego
va a los discípulos y los halla durmiendo, y dice a Pedro: ¿Así
que no pudisteis velar conmigo una sola hora?
Mateo 28:20 y
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he
aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el FIN DEL
MUNDO."
Juan 14:16 Y yo
rogaré al Padre, el cual os dará otro Consolador para que esté con
vosotros para siempre;
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