Las ramas más fuertes en los árboles, aquellas que son más gruesas que el promedio, son aquellas que salieron primero. Si alguna vez te has fijado, veras que cuando un árbol es poco menos que una plantita, tiene unas pequeñas, frágiles y quizá insignificantes ramas.
Con el paso del tiempo la planta crece, las ramas se engrosan, la planta se hace visiblemente diferente y se transforma poco a poco en un árbol. Por supuesto que no todas las plantas se vuelven árboles pero el punto es comprensible. Lo interesante es que las ramas, alguna vez endebles y pequeñas, se convierten paulatinamente en aquellas de las que los niños se cuelgan jugando, se hacen gruesas y fuertes, y de ellas “nacen” nuevas ramas. El árbol crece y busca la altura y la expansión.
Al mismo tiempo que el árbol sube también desciende, como sus ramas se hacen altas, sus raíces se hacen más profundas, es necesario que cuanto más alto más profundo. Mientras sube no recibe freno, mientras desciende debe perforar la tierra.
En mucho nos parecemos a los árboles, es claro que nuestra infancia pone en nosotros las raices para las ramas del resto de nuestra vida.
Pero a diferencia del árbol, nosotros podemos elegir nuestro fruto, nuestra forma, nuestro alcance, la altura y grozor de nuestras ramas, la calidad de nuestra sombra, ser parte de un oasis o parte de un bosque, ser altos y secos o bajitos y frondosos. Podemos elegir.
Cuanto más aprende un médico, más profundo debe ser su conocimiento de la fragilidad de la vida, cuanto más aprende a curar, más profundo compromiso con la vida ha de tener, cuanto más crece el hijo más profundamente ama el padre, cuanto más se enriquece un hombre más debería recordar de donde salió, cuanto más perdón recibe un ser, más profunda gratitud debe tener a los demás.
Tristemente, contrario a algo expresado previamente, muchos deciden olvidar de donde salieron, buscán el sueño americano para regresar diciendo "no hay nada como Colombia", el hijo rebelde y caprichoso pide perdón cuando se hace padre y comprende "mi padre solo trataba de hacer lo mejor". Muchos deciden olvidar cuanto han sido amados o cuanto han sido perdonados, nos concentramos en las fallas de los otros y olvidamos las propias.
El árbol no elige, tú si eliges. Raíz de olvido para frutos amargos, raíz de rencor para ramas secas; raíz de perdón para abrazos y sombra.
Quieres soledad o familia, conocidos o amigos. Borrachera o fraternidad. Diciembre esta a 4 días, se acerca el segundo día estadisticamente con mas muertes, prevaleciendo el homicidio entre parientes (día 1 : día de la madre, día 2: Fiesta de fin de año). ¿Por que es así? Porque las raices del odio no han sido transformadas por el perdón. Puede ser el fin de año de los abrazos sinceros, del afecto genuino, de la cena en paz, de la oración de gracias por la familia y los amigos. Decide como los árboles no pueden, busca las raices que te atán al dolor, no las evadas, llevalas al perdón para que el árbol de tu vida sea hermoso y de descanso para muchos.
Basado en:
Salmo 1: 3
Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, Que da su fruto a su tiempo Y su hoja no se marchita; En todo lo que hace, prospera.
Hebreos 12:12-17
12 Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas.13 «Hagan sendas derechas para sus pies», para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.
14 Busquen la paz con todos, y la *santidad, sin la cual nadie verá al Señor.15 Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;16 y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.17 Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el *arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición.
14 Busquen la paz con todos, y la *santidad, sin la cual nadie verá al Señor.15 Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;16 y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.17 Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el *arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición.