Cuando nacemos no tenemos idea del mundo, el corazón humano late muy rápido y la ansiedad pronto aparece en nuestra vida. Basta con observar a un bebé de 4 o cinco meses en adelante para notar la emoción con la que despierta. Desea descubrir más cosas, una potente y contundente pasión le toma, como si en su espíritu se preguntara ¿Qué irá a pasar hoy?, ¿Qué habrá de nuevo en el mundo?, el mundo les es en todo, un lugar sorprendente.
No es de extrañar como solo unos años más adelante dicen “cuando yo sea grande quiero ser…”. No definen su vida desde el hacer sino desde el ser. No se dividen, no piensan en sí mismos como hijo, hermano, profesional, son íntegros en toda su expresión y son la misma persona en todo sitio.
¿Qué nos ocurre después?, conforme crecemos, los mismos que nos alientan nos apagan, “si hay plata se puede sino no”, “mijo, búsquese su traba-JITO, asegure su pues-TICO, su suel-DITO” y pronto somos adultos, frustrados, diciendo cosas como “conocidos muchos, amigos pocos”, “no me alcanzó el puntaje para tal carrera tonces me meti a tal” y así llegamos al punto mortal de la supervivencia. Nuestra vida se reduce a vivir cada día, a tener lo segur-ITO. Entonces nuestra vidas son una más de muchas, como que estuvimos vivos para dar continuidad a la especie pero no para alcanzar la plenitud de vivir la vida abundante que Dios nos ofrece, no en el cielo, sino aquí mismo.
Los grandes hombres y mujeres del pasado y aun los del presente, tienen su grandeza porque no tenían nada o muy poco, admiramos a aquellos que siendo uno más del montón no dejaron de soñar, inspiraron a su generación y aun hoy pueden inspirar la nuestra. ¿Cómo lo hacen?, porque los suel-DITOS y el pues-TICO no les calzaron, vieron que algo estaba mal y se movieron a tener una vida sin conformismo, se levantaron para muchos o para sí mismos pero lo hicieron. No todos lideramos masas, no todos somos caudillos, no todos queremos ser presidentes u oradores, pero mínimamente todos somos dueños de nosotros mismos. Si vas a ser uno más, asegúrate de decidirlo conscientemente y no por las voces de “mijo, búsquese su traba-JITO”, si vas a ser uno más asegúrate de hacerlo sin temor a que un día entrado en años sientas remordimiento y tus palabras sean “pude hacerlo pero no lo intente”, “qué habría pasado si...”. Elige conscientemente para que seas libre y no solo un escalón en la regularidad de la vida que nos colocaron por delante, esa que dice “jardín, primaria, bachillerato, universidad, trabajo, especialización, matrimonio, hijos, sáquelos adelante, hágalos parte del ciclo de supervivencia”.
Elige conscientemente, asegúrate de ser el dueño de tu paso por aquí, asegúrate de no dejar de soñar.
Basado en:
Evangelio según Juan, capítulo 10, versículo 10
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Carta del Apóstol Pablo a los Efesios Capitulo 3, versículos 14 al 21
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Carta del Apóstol Pablo a los Efesios Capitulo 3, versículos 14 al 21
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.